Enamorada de mi jefe

Puede que sea su espalda de gimnasio, su camisa de los lunes, el modo en cómo te mira. Puede que te encante esa manera que tiene de morder la punta de los lápices, o que te haga una tímida caída de ojos cuando os veis en la máquina de café. Tal vez, sólo sea su cargo como jefe con carisma, inteligente y protector. Sea como sea, el caso es que te sientes atraída por él. ¿Por qué pasa esto? ¿Cómo encajarlo? ¿Qué consecuencias trae? Una de las situaciones más comunes de la historia laboral a examen.

¿Por qué él?

Porque la admiración puede transformarse en otro tipo de sentimiento. Además compartimos 8 horas diarias con esta persona, más de las horas de sueño de la mayoría de los españoles. Tanto tiempo juntos y no revueltos es como no cumplir con el refrán. A la mayoría nos cuesta separar trabajo de vida privada. Los límites de hasta dónde se puede mezclar, es un problema difícil de medir.
Aunque nos refiramos a la situación de “ella se enamora del jefe”, no es el caso ni exclusivo ni mayoritario. Muchos son los jefes que usan su cargo para seducir a sus empleadas. Es el caso del presentador estadounidense de televisión David Letterman, quien mantenía relaciones con sus becarias. Muchos hombres sienten cierta superioridad cuando se miran ante el espejo para anudarse la corbata, esto se traslada en ocasiones a un atractivo y una seguridad que no posee fuera de las horas de trabajo.

Consecuencias del “affaire”

Mantener una relación en el trabajo comporta riesgos y los departamentos de recursos humanos saben bien sobre esto.

Cuando una relación entre jefe y empleada, o entre empleado y jefa, funciona las consecuencias positivas nos las podemos imaginar todos. Las negativas son más complicadas de lo que parece. Se tiende a destacar las virtudes de la pareja respecto al resto de compañeros; se trata de beneficiar en asuntos como las vacaciones, se perdonan retrasos al entrar, etc. Por otra parte, los compañeros que conozcan de esta situación justificarán todo reproche hacia el “favoritismo” que pueda haber, o no.

En las relaciones sentimentales entre jefe y empleado la ruptura se manifiesta en el trabajo de forma sistemática. El rencor, o el no olvidar la ruptura, conducen en la mayoría de los casos a problemas de difícil solución. En este caso no se perdonan ni el retraso al entrar, ni se permiten más aumentos de sueldo. La confianza que existía cuando la pareja funcionaba no va a desaparecer, las ventajas sí.

La Dra. Shere Hite es socióloga y en sus estudios sobre sexualidad en el trabajo ha aportado datos muy interesantes. Según sus estadísticas, 6 de cada 10 mujeres estadounidenses ha mantenido relaciones sexuales con sus compañeros de trabajo, frente a los 7 de cada 10 hombres que afirman haberlas mantenido con sus propios compañeros. En cambio sólo 4 de cada 10 mujeres ven bien los coqueteos dentro de la jornada laboral. Lo realmente curioso de estos datos es que sólo 2 de cada 10 de los encuestados estaría dispuesto a mantener algún tipo de relación con su jefe si éste fuera soltero.

Podemos decir que obtenemos la tranquilizadora reflexión de que la responsabilidad se impone a los deseos. Aunque es menos frecuente la relación con cargos superiores, existe. La barrera del “affaire” con el jefe echa atrás a aquellos que no quieren perder su puesto de trabajo.

Cuestión de prestigio

Lo cierto es que en el trabajo uno de los valores que más marcan dentro de nuestra reputación es la imagen que proyectamos. La confianza se basa en valores visibles, en hechos. Cuando un jefe, o una empleada, se arriesgan en una relación, quedan expuestos delante de compañeros, o incluso clientes.

En el caso de Letterman, y sus becarias, no consistía en el “modelo mamachicho” de mujeres con poca ropa durante un espectáculo televisivo. Se trataba de estudiantes de periodismo con las cuales mantuvo relaciones. Un chantaje le hizo “cantar” sus infidelidades de pareja y la consecuencia ha sido polémica. Además, la Universidad de Quinnipiac, en Connecticut ha decidido dejar de enviar a sus estudiantes de periodismo a trabajar con él.

¿Por qué le llaman amor…?

Le llaman amor en lugar de llamarle atracción, fascinación… Los sentimientos dentro de la jornada laboral suelen ser bastante confusos.

Dedicamos nuestra atención a tareas que requieren nuestro esfuerzo intelectual. La fatiga y el estrés nos obligan a buscar un modo de evadirnos. Si añadimos en la coctelera el factor de una mala relación con la pareja, o el no disfrutar de ella a causa del trabajo, nos daremos cuenta de que en ocasiones se baja la productividad y se busca algo más que endulce nuestra vida.

La realidad es que siguen siendo más jefes hombres que mujeres los que ocupan altos cargos. La empresa sigue siendo un terreno aún por conquistar por la igualdad. Si en este artículo hemos hablado de ella se enamora de él, no quiere decir que él no se enamore de la jefa. De hecho, es una situación más corriente de lo que pensamos . Las consecuencias no son sólo laborales, no es sólo materia de los expertos de RRHH, también de psicólogos y terapeutas, que atienden los casos del amor en la oficina.

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