La pre-entrevista de trabajo
Uno debe estar preparado para buscar un trabajo. No se sale a la calle sin más y se empieza a llamar puerta por puerta, currículum en mano, sin saber con que nos vamos a encontrar. Cada trabajo, cada empleo, es diferente. Lo que nos piden en uno, no es lo importante en otro. Y por eso tenemos que estudiar el terreno.
Es bueno sentarse y reflexionar primero. Si ordenamos nuestros pensamientos, nuestras ideas y motivaciones, las probabilidades de acertar con un trabajo que nos llene y que nos guste serán mucho mayores.
Preguntémonos: ¿qué es lo que quiero? ¿me gusta lo que he hecho hasta ahora? ¿Quizá debería cambiar de rama?
También es un buen momento para pensar qué le pediremos a nuestro futuro empleo: ¿un mejor sueldo, más responsabilidad, un mejor ambiente laboral…? Entender qué es lo que nos motiva al cambio nos ayudará a seleccionar sólo aquellas ofertas que realmente nos interesen.
Ahora que sabemos qué es lo que buscamos nosotros, tenemos que averiguar qué es lo que buscan ellos, quienes tienen que contratarnos. Por eso es muy importante adaptar nuestro currículum vitae a cada entrevista a la que vayamos, o bien a cada puesto al que nos presentemos como candidatos. No podemos abandonar nuestra suerte a un currículum standard para todas las entrevistas. Cómo ya sabemos las empresas y los trabajos son distintos, y mientras unos priman el dominio del inglés, el francés o el chino, otros apostarán por los que hayan cursado un master en dirección y gestión o un MBA. Resaltemos en cada ocasión lo que más nos convenga.
Y por último, si creemos que falta algo en nuestra formación, que ésta no es la mejor para un puesto de trabajo, hay que ponerle solución. Aunque no hayamos terminado un master o un curso especializado en el momento de la entrevista de trabajo, las empresas valoran muy positivamente que un candidato esté en constante formación y mejora.
Con la suficiente decisión y la preparación adecuada, podremos llegar hasta donde nos propongamos.
